Las habilidades genéticas siguen sorprendiéndonos, al menos a los más profanos en la materia. Sobre todo cuando hablamos de esas huellas que llevamos impresas desde que nacemos y que pueden convertirse en un salvavidas natural ante los peligros.
Nos valemos de nuestros sentidos para mantenernos en alerta y en función de la especie que tratemos destacan unos sobre otros. Partamos de la base que la cadena natural hace que cada animal cuente con su propio depredador y centrémonos en el olfato, quizá el menos desarrollado en nosotros pero el sentido que más satisfacciones da a otras especies.
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La diversidad de pensamiento es como los colores