Hasta ahora hemos desarrollado nuestro lado masculino, ese lado izquierdo del cerebro que es útil en un mundo físico y material, pero que nos merma y nos ciega a la hora de desarrollarnos en un entorno donde el instinto ya no tiene la importancia que antaño tuvo. La sociedad intenta por todos lo medios que mantengamos nuestro estado de alerta, nuestro instinto de supervivencia, en un sistema competitivo y primario, donde los sentimientos son vistos como signo de debilidad, una tara en lugar de una virtud. El mundo físico en el que vivimos, solo centra nuestra atención en los cinco sentidos mas primarios cegando todos nuestros sentidos orientados a la introspección sensorial. Nos enseñan que aquello que nuestros sentidos no detectan sencillamente no existe. Nuestra vista, nuestro olfato, nuestro oído, nuestro gusto y nuestro tacto se rigen por unos rangos concretos de los que es fácil escapar y no ser…
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La diversidad de pensamiento es como los colores