Hace un par de meses se publicó un famoso experimento en el que Facebook había manipulado las emociones de numerosos usuarios para poder investigar si las emociones se contagian (Kramer, Guillory, & Hancock, 2014)*. Para ello, hacía que las publicaciones de amigos que podían ver estos usuarios cuando entraban en Facebook fueran sobre todo aquellas que tenían un contenido emocionalmente más positivo, o más negativo. Es decir, a unos usuarios les mostraba sobre todo contenido positivo, a otros negativo. La cuestión era averiguar si esto provocaba el que estos usuarios, expuestos sobre todo a contenidos emocionales de uno u otro signo, acababan de alguna manera contagiándose y publicando también ellos mismos comentarios y entradas de contenido emocionalmente positivo o negativo, en concordancia con los contenidos a los que hubieran sido expuestos.
La respuesta fue afirmativa. Aquellos usuarios expuestos sobre todo al contenido negativo que publicaban sus contactos, acababan ellos mismos…
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La diversidad de pensamiento es como los colores