La pornografía puede ser un escape de la monotonía, pero es la condena de tu felicidad en el hogar, descubre por qué.
Ella se despertó y miró el reloj: las dos de la mañana. La había despertado el titilar de la luz de un televisor o un monitor de computador, que se colaba por la rendija de la puerta y le daba justo en el rostro. Se giró para el lado de su esposo, pero se topó solo con un espacio vacío. Ella se volvió sobre su lado, tapó su cara con la sabana y empezó a llorar. Para qué levantarse si sabía bien lo que él estaba haciendo: de nuevo viendo pornografía.
Al otro día, él quiso darle un beso de buenos días pero ella lo rechazó. Él ni siquiera preguntó la causa de su actitud. Sabía que ella había notado que de nuevo lo estaba haciendo, pero era…
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La diversidad de pensamiento es como los colores