Cuando hablamos de islas en las que han estado tiempo en ellas piratas, siempre se nos vienen a la cabeza tesoros escondidos en ellas, en cuevas, enterrados, con diversos mapas misteriosos y cientos de pruebas, así como trampas. Algo por el estilo le pasa a la isla OAK, situada en Canadá. Para adentrarnos en esta misteriosa historia, tenemos que remontarnos al verano de 1795. Es en este momento cuando tres adolescentes, John Smith, Daniel McGinnis y Anthony Vaughan, vieron en la isla un lugar que les llamaba ciertamente la atención, un círculo de tierra que parecía estar removida. Encima de esta parcela de tierra se podía apreciar un roble del cual colgaban aparejos de un barco. Pronto comenzaron a excavar por la más mera curiosidad. Para sorpresa de los chicos, se encontraron piedras que habían sido puestas a propósito y de tipología extraña a las comunes de las islas. Habían…
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La diversidad de pensamiento es como los colores