Desde la Antigüedad, el arte de la Grecia clásica ha atraído irremediablemente a coleccionistas ricos y poderosos
Adolf Hitler compró en 1938 una copia romana en mármol del Discóbolo por cinco millones de liras y lo exhibió en la Gliptoteca de Múnich (Crédito: Interfoto / Alamy)
Fuente: BBC Mundo 31/03/2015
Imágenes: BBC Culture
El emperador romano Adriano, quien estaba tan apasionado con la cultura griega que se ganó el sobrenombre de Graeculus (“grieguecillo”), adornó su villa de Tívoli, al este de Roma, con reproducciones de famosas obras de arte griegas.
Durante el Renacimiento, los cardenales y Papas competían por la posesión de obras de arte griegas que encontraban en suelo italiano.
Y en el siglo XVIII, en el auge del Grand Tour (un itinerario que los jóvenes europeos de clase media y acomodada solían realizar), caballeros de toda Europa llegaban a Italia para comprar tanto arte…
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