Los seres conocidos por sus criaturas como «dioses» nunca pueden considerarse “muertos». Esto se debe a que siempre inculcaban una dependencia de ellos para algún tipo de salvación, de modo que si se consideraba que habían dejado de existir, su gente seria abandonada su suerte.
El proceso continúa aun hoy: la matriz humana es engendrada con el complejo religioso que le permite vivir con tranquilidad, mientras realmente lo encadena a una limitación extrema.
Pero los dioses desaparecen de algún modo.
En el caso de Enki-EA, encontraremos que hay una tablilla sumeria que describe su desaparición metafórica.
En su libro Anton Parks sostiene firmemente la analogía que une a los personajes de Enki y Osiris, y utiliza esta analogía para «decodificar» esta tablilla sumeria con la ayuda de la doctrina funeraria egipcia.
También hace hincapié en que Enki-Osiris no fue realmente asesinado en Kalam (Sumer) (por lo cual el suceso no…
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La diversidad de pensamiento es como los colores