El hombre postmoderno –dice Santiago Martín- cada vez tiene menos capacidad de aguante y por eso, cuando hay problemas, prefiere empezar una nueva relación que asumir las dificultades y luchas por salvar relación que tiene. El matrimonio no fracasa en la cama, por una sexualidad insatisfecha, sino en la convivencia. Es el egoísmo, que algunos llaman inmadurez, lo que causa las rupturas.
Por eso cada uno lucha por su futuro matrimonio, si lucha por mejorar su carácter, su paciencia, por adquirir hábitos buenos: limpieza, responsabilidad, optimismo, orden, sinceridad, fortaleza, templanza y tantas virtudes más.
Muchos jóvenes tienen la ilusión de tener una familia numerosa pues ven lo bien que la han pasado con sus hermanos, pero a la hora del noviazgo o de la tentación, ceden sin mayor lucha y sin pensar en que pueden llegar a convertirse en padres sin estar preparados. La continencia es la mejor opción, pero…
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La diversidad de pensamiento es como los colores