
Uno de los grandes miedos que agitan los pseudoecologistas para incitar a la población a oponerse a los organismos genéticamente modificados es el de las terribles consecuencias que puede acarrear el insertar en una planta o animal genes de otra especie completamente diferente. En una reedición de Frankenstein, se vaticinan las mayores tragedias si esos genes «escapan» al control humano y «contaminan» el prístino banco genético natural.
La diversidad de pensamiento es como los colores