Si bien es cierto que las actuales representaciones demoníacas, son inequívocamente de origen mesopotámico, no lo es menos que las presentes conceptualidades religiosas occidentales sobre su asignado papel, parecen distar mucho de ser compatibles con la esencia de sus primitivas atribuciones o significados. Ésta aparente incompatibilidad tiene visos de ser resuelta sobre las aportaciones realizadas por las teologías que acompañaron a las dinastías conquistadoras del Oriente Medio, a finales del I milenio a.c., siendo en éste periodo de la Historia, donde tal vez debemos de situar ese «punto de inflexión» divergente de unas creencias que durante más dos mil quinientos años se mantuvieron en su primordial estructura en la «Creciente Fértil», prácticamente indelebles.
« (36) A la casa que no abandona quien entró en ella. Por el camino que no tiene regreso. Donde el polvo es su alimento y la arcilla su sustento; donde no ven la luz y viven…
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La diversidad de pensamiento es como los colores